RESEÑA:
Se diga lo que se diga, el mundo gira en torno al sexo; o al menos, la vida. Y si no, allá tenía Trevor North
la prueba, en brazos de la enfermera que le mostraba sonriente la niña recién nacida.
—Es preciosa, señor —dijo la enfermera.
Trevor desvió un instante la mirada de la niña para clavarla hoscamente en la enfermera. ¿Preciosa? ¿La
niña era preciosa? ¡Hasta ahí se podía llegar! Trevor North tenía muy buena vista, y lo que veía no le
parecía precioso, ni mucho menos: una carita diminuta, arrugada como la de una mona vieja; una cabecita
pelona y todavía enrojecida; unos destellos extraños entre los hinchados párpados... ¿Preciosa? ¡Y un
cuerno! Seguramente llegaría a serlo, porque su madre, Anne, sí que era una muchacha preciosa. Pero,
¡qué demonios, el bebé le pareció a Trevor un mico viejo y arrugado!
—Sí —dijo amablemente—, es preciosa.
domingo, 17 de marzo de 2013
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